La cocina al desnudo de Santi Santamaria

Santi Santamaría… ¡Madre de Dios!

¡Qué nervios por Dios! Cuanto periodista congregado en torno al «endiablado» Santi Santamaría en la presentación de su libro «La cocina al desnudo», ayer en la sede madrileña de la editorial Planeta.

La cocina al desnudo de Santi Santamaria

«Estoy a vuestra entera disposición para explicar lo necesario» así empezó el segundo acto (o tercero, ya no sé) del «show» La cocina al desnudo. ¡Y vaya si explico!

Tras prometer que no respondería a las acusaciones que se han vertido públicamente contra él en los últimos días («no contesto al sensacionalismo, no busco la crispación, solo persigo la defensa del consumidor», repitió varias veces), se declaró «víctima de una avalancha mediática llena de juicios de valor e insultos».

A continuación tachó a la Asociación Euro-Toques de «manipulación». «Me di de baja de ese grupo hace tiempo porque vi que allí las cosas no iban bien. Aquello está manipulado para defender los intereses de unos pocos contra el resto», afirmó.

Siguiendo con que hay que respetar la estacionalidad de los alimentos y no pretender tener cerezas todo el año, por ejemplo. Que si el respeta a Ferrán Adriá, pero que se aleja enormemente de su cocina y de su ética.

Y es en esto último donde mete la puntilla y donde empezó todo este laberinto de declaraciones, que si en un principio asustó a todo el mundo, ahora y después de escuchar a los especialistas, se está quedando en un estallido de envidia.

Y este es el quid de la cuestión que ha elevado el tono de esta disputa entre colegas ante los medios de comunicación: la envidia y no la ética como Santamaría quiere imponer.

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Según Santi Santamaría se recurre con abuso a «gelificantes y emulsionantes fabricados en laboratorio», y es Adriá quien «abandera y legitima la introducción de esos aditivos en la cocina», como el glutamato monosódico o la lecitina de soja.

«¿Por qué si hay productos naturales que cumplen su misma función, hay que usar otros?», arguyó Santamaría en la que es tesis fundamental de su visión de la cocina: «Lo que yo defiendo es que se coma bien y sano. Yo jamás he usado esos ingredientes porque no tengo necesidad» pudiendo recurrir a la sal, la pimienta, la harina o el vinagre.

Pero si tienes razón Santi, pero no por ser lo tuyo mejor lo de los demás tiene que ser peor.

Nadie se ha quejado de lo que haces o dejas de hacer en tus fogones o en tú vida.

¿Por qué este berrinche contra todos los demás colegas que de una forma «decente y legal» investigan lo que la cocina nos puede aportar?

En un mundo donde dentro de poco comeremos carne de animales clonados, los cereales transgénicos se están imponiendo (y eso que son de laboratorio), el aceite a veces nos viene con sustancias tóxicas y no nos enteramos, ni nombrar las grasas trans del fast food (a no ser de las que sean alteradas por los investigadores para que no sean perjudiciales para nuestra salud), el alcohol del vino en las comidas en grandes cantidades también es perjudicial, el humo del tabaco en algunos bares y restaurantes ¿no es perjudicial?

En lo que sí que le doy la razón es en que se debería obligar a los restaurantes a informar a sus clientes de todos los ingredientes que lleva un plato, de forma similar al etiquetado de alimentos.



De esta forma los que somos alérgicos a determinadas sustancias o productos (en mi caso al marisco) no tenemos que estar todo el día preguntando al pobre camarero de lo que lleva el plato que nos acaba de servir, por qué alguno siempre tiene la misma respuesta, «creo que no, pero espérese que me aseguro preguntando al cocinero». Cuantos «secretos» culinarios se iban a descubrir verdad Santi.

Aunque bien pensado, también tendrían que informarnos que productos emplean para la limpieza de sus establecimientos y la mantelería, ya que hay detergentes que a más de uno también le dan alergia.

Lo dicho, me da pena el triste espectáculo que está dando este hombre, ¿tan malo es que los demás triunfen?

Por cierto, los beneficios del libro van al 50% para la Fundación de Lucha contra la Esclerosis Múltiple y otra organización, aun por determinar, que defienda «los derechos de los consumidores a una alimentación sana y saludable».

Vía: elpaís

Vía primer video: telecinco

Vía segundo video: telecinco

Más información: eladerezo

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