Champan Bollinger James Bond

Bollinger, el champan de James Bond

Con el estreno de Casino Royal, James Bond vuelve a la actualidad, en sus películas, que son paradigma del lujo y del glamour, nunca han faltado los mejores coches, hoteles, mujeres, restaurantes y por supuesto el mejor champán o al menos uno de los mas exclusivos, Bollinger.

Champan Bollinger James Bond

Desde 1973 en «Vive y deja Morir» hasta la actualidad, junto con su inseparable Martini con Vodka, este champán se ha convertido en todo un icono para los amantes de la serie. Como estrategia publicitaria les ha salido redonda, aunque realmente la mítica marca ya era conocida por los amantes de la buena mesa.

Sobre la película de Casino Royal, no vamos a opinar, pero ahora que se acercan las navidades es el momento de conocer un poco mas las historia de este mítico champagne y a lo mejor.. comprar una botellita de «Spécial Cuvée» (38 euros) para brindar con los nuestros.


Historia del champan Bollinger

Bollinger no es sólo el champagne de James Bond y del príncipe Carlos de Inglaterra: también es la última gran casa de champagne en conservar su total independencia financiera.

Desde su fundación en 1829 en la Montagne de Reims, la Maison Bollinger sigue elaborando y criando sus champanes como siempre lo ha hecho: en familia. Su objetivo es lograr cada año el famoso sello Bollinger, encarnado por el «Spécial Cuvée»: un champán fino con nariz de brioche y una profundidad que delata el predominio de la pinot noir.

Sea cual sea la cosecha y su calidad, el maestro bodeguero de Bollinger está obligado a demostrar su dominio del coupage y ser capaz de recomponer ese bouquet de aromas. Para ello, cuenta con unos 300.000 vinos de reserva conservados en magnums durante 10 años: una «enoteca» sin equivalente formada exclusivamente por los mejores caldos de Champagne.

La inmensa bodega excavada bajo las calles es pues el santuario donde se elabora uno de los champanes más célebres. Sus métodos totalmente artesanales contrastan con los recursos tecnológicos que suelen utilizar las grandes casas.

Bollinger es por ejemplo la única bodega de Champagne que emplea a un tonelero, encargado de fabricar y reparar ¡350 toneles al año! Y es que Bollinger nunca ha dejado de criar sus vinos en toneles, ya que siempre ha considerado que sólo la madera garantiza una oxidación en su justa medida, el desarrollo de los aromas y una vida larga a los caldos. Sus champanes maduran al menos durante 3 años en botella antes de salir al mercado.

Pero la leyenda Bollinger se sustenta también sobre el famoso concepto «RD» (iniciales de «récemment dégorgé», recién degollado) inventado en 1951. El degüelle es la operación por la cual se elimina los sedimentos acumulados en el gollete de los champanes de cosecha. Se trata de una operación delicada, realizada enteramente a mano, que permite a los vinos ganar frescura y longevidad (un RD envejece 8 años en botella y puede guardarse casi un siglo).

«Les Vieilles Vignes Francaises» de Bollinger por su parte constituyen un auténtico mito entre los conocedores del champán. Se trata de una pequeña parcela de pinot noir plantada en Aÿ delante de la casa Maison Bollinger, y que misteriosamente sobrevivió a la filoxera. Labradas y cavadas a mano, estas viñas de otra época producen al año apenas unas 3.000 botellas de un vino sublime con notas de miel y pan tostado. El precio (400 euros por la cosecha 1996) está a la altura de este vino de excepción…

Más asequible, el champán «Spécial Cuvée» (38 euros) es un vino de fiesta que puede tomarse con platos más sencillos. Pruébelo con una mousse de roquefort acompañada de ensalada, champiñones rellenos de gruyere o incluso con un guiso de ternera (como una blanquette a la antigua).

Consejos para conservar y enfriar el champán

Contrariamente a una idea preconcebida, el champán, al menos si ha sido elaborado según las reglas del arte, no se ha de consumir forzosamente joven. Si proviene de un pago clasificado «grand cru» o «premier cru», se trata de un vino para guardar que, envejecido en una bodega a 10oC, puede alcanzar con los años un bouquet y una profundidad admirables. Éste puede ser el caso por ejemplo, de un Dom Pérignon 1980 o de un Bollinger grande année 1990. Es entonces cuando, más allá de las burbujas, se manifiesta el aspecto vinoso y complejo del champán.

El frigorífico es mal lugar para guardarlo durante mucho tiempo a causa de las vibraciones. Si un día se le presentan invitados sin avisar y no tiene champán frío, la mejor solución es sumergir la botella en una cubitera con hielo, a la cual habrá añadido sal gorda para acelerar el proceso. Evite por el contrario el congelador a 35 grados bajo cero, susceptible de arruinar la sutileza de los aromas. Para conservar una botella empezada, la costumbre de meter el tenedor o la cucharilla en el gollete carece de toda base. Las burbujas se escapan y el vino tarda menos en oxidarse. Utilice más bien un buen tapón de champán previamente tallado con ayuda de un cuchillo.

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