Maíz transgénico

España no es zona libre de cultivos transgénicos

Ayer la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Congreso rechazó declarar el territorio español como zona libre de cultivos transgénicos.

Maíz transgénico

España, con 80.000 hectáreas cultivadas en 2008, es el único territorio de la Unión Europea donde se cultivan transgénicos a gran escala. El último país de la UE en dar este «paso atrás» fue Francia, quien prohibió este tipo de cultivo, en base a una serie de estudios científicos que evidenciaban sus impactos ambientales y ciertas incertidumbres sobre sus efectos para la salud y la imposibilidad de controlar su dispersión y proteger otros tipos de agricultura.

Además, el último estudio de transgénicos, hecho público por el Gobierno de Austria el pasado 12 de noviembre, identifica graves amenazas para la salud por consumo de organismos modificados genéticamente (OGM).

La proposición no de ley de declarar España como zona libre de cultivos transgénicos fue realizada por el Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds.

Este grupo parlamentario ha destacado que «España debería optar por una política de producción agraria de calidad, ya que la coexistencia al aire libre de cultivos convencionales y ecológicos con cultivos de organismos genéticamente modificados hace imposible la garantía por el elevado riesgo de contaminación».

Añadiendo en esta proposición, que la liberación de organismos modificados genéticamente en el medio ambiente supone un elevado riesgo para la biodiversidad y para la salud, ya que en estos momentos ninguna autoridad científica puede garantizar qué efectos tienen los organismos transgénicos sobre la biodiversidad y los consumidores.

La Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Congreso rechazó esta “Proposición no de Ley” porque «ni están a favor del radicalismos de la sotana negra ni con el de la sotana verde». También dijo que no se puede ir en contra de la investigación ni de la mejora científica ni en la biotecnología y la técnica genética orientada a la salud o a la producción de alimentos, siempre que se haga desde el control, la seguridad y el aval científico.

Por su parte, el otro partido mayoritario en el Congreso, el Partido Popular, quien también rechazo la Proposición no de Ley, ha negado que España sea «el paraíso de los transgénicos» ya que sólo hay 80.000 hectáreas de cultivos transgénicos frente al millón y medio que hay en todo el mundo, y ha añadido que los eventos transgénicos lejos de representar un peligro medioambiental ahorran el uso de elevadas cantidades de fitosanitarios y plaguicidas, siempre que se garantice la seguridad y la salud.

Por su parte, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), apoyaba esta Proposición no de Ley argumentando que «su aprobación supondría un paso fundamental para apostar por un modelo de agricultura sostenible y de calidad, proteger nuestro medio ambiente y la salud pública».

Estudios recientes has demostrado que las semillas (Modificadas Geneticamente, MG) no reportan los beneficios que prometía la industria biotecnológica, ya que en promedio, para su cultivo, no se reduce el empleo de productos químicos en el campo ya que el ahorro prometido en un principio en insecticidas se compensa con un mayor gasto en herbicidas.

Tampoco los rendimientos de este tipo de cultivos no son mayores que sus variedades isogénicas convencionales, aparte, su eficiencia en el uso de recursos como suelo, agua o combustibles carecen de fundamento y los impactos sobre el medio ambiente son mayores y están cada vez más documentados (contaminación de especies silvestres emparentadas, reducción de la biodiversidad, contaminación química del suelo y de los acuíferos), y lo más importante, no han aportado mejoras en la calidad de los alimentos, sino grandes incertidumbres sobre la inocuidad de este tipo de alimentación que contiene entre sus productos ingredientes MG.

Ya son muchas las voces que se levantan en contra del cultivo de transgénicos, organizaciones, asociaciones, ONG’s, sindicatos, investigadores y docentes, que dejan claro que el debate sobre este tipo de alimentos afecta al conjunto de la sociedad.

¿Tu que opinas?

Vía: finanzas.com

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