Brevas

Brevas e higos, variedades y recetas

La breva o el higo no es un «fruto» de la higuera, propiamente dicho.

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¿Quien no tiene una higuera cerca de casa? En el campo, en los parques de alrededor, en la casa de los abuelos, en la nuestra propia…

Este árbol forma parte de la cultura y gastronomía mediterránea desde hace más de 4.000 años y siempre se ha dicho que su cultivo sólo requiere un clima cálido.

Se calcula que existen unos seiscientos tipos diferentes de higueras diferenciadas entre ellas por el color, forma, cantidad y clases de fruto que dan al año.

«Breval, breveral o bacorera» se denomina a la higuera que da dos clases de frutos al año (brevas de junio a julio e higos de agosto a septiembre), e «higuera común» al árbol que sólo da un fruto (higos) entre los meses de agosto, septiembre y octubre.

Los higos, como ya te he comentado, han sido un alimento esencial para muchas culturas y como no podía ser menos también para la nuestra.

Hay un dicho popular que nos índica muy bien lo que significa este fruto para su comensal «en tiempo de higos, no hay amigos«.

Este fruto, la breva o higo, es muy dulce cuando está maduro y siempre hay que elegir aquél que presenta mayor grado de deterioro y “fealdad”, puesto que resultará mucho más dulce al paladar.

Un fruto que tiene un periodo de consumo muy corto, ya que no madura si se recoge verde y es pasto de los pájaros cuando se pasa un poco de tiempo de maduración en el árbol.

Brevas

Estos frutos adoptan diversas formas, oval, con forma de pera, achatado en la base y más ancho que alto, que se clasifican según el tono de su piel en tres grupos: los blancos, de color blanquecino, amarillento o verde cuando están maduros; los coloreados, que son los que incluyen frutos de color azulado más o menos claro; y las variedades negras, de color rojo oscuro o negro.

En España, uno de los tipos de higos más apreciados es el denominado «Cuello de dama», una variedad de higo, que puede ser blanco o negro, reconocida por su piel fina e intenso dulzor, procedente del Valle del Tiétar (Sierra de Gredos) el blanco y de Lérida y Huesca el negro, este último con la piel más gruesa que la de los higos blancos y con una pulpa de un atractivo color morado muy dulce.

Los higos poseen gran cantidad de agua y son ricos en hidratos de carbono (azúcares), por lo que su valor calórico es elevado. También cabe destacar su riqueza en fibra, ácidos orgánicos y minerales como el potasio, el magnesio, el calcio y menos en hierro. Contiene betacarotenos o provitaminas A, un poco de C y grupo B con ácido fólico, y es todo 100% calorías (unas 100 por 100 gramos).

Tanta riqueza en nutrientes hacen del higo una fruta energética, tonificante, remineralizante y muy saludable. Los griegos se lo daban de comer a sus atletas para competir en las Olimpiadas. Lo malo que este fruto está formalmente contraindicado para las personas obesas, y prohibido en toda clase de dietas adelgazantes.

Un fruto muy dado a comer fresco que también se transforma en la cocina en forma de conserva (mermelada, tartas, licores, en seco, etc.) , que ahora mismo se encuentra en su mejor momento.

«Por San Miguel los higos son miel»

Más información: canales.laverdad.

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